Sólo podemos liberarnos del temor cuando nos conocemos a nosotros mismos. Si uno quiere comprender y librarse del temor, debe comprender también el placer, ambos están relacionados entre sí. Son las dos caras de la misma moneda. No se puede estar libre de uno sin estar libre del otro: Si se nos niega el placer nos aparecerán todas las torturas psicológicas.
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